Descalzadora

Hay que decir que nunca habíamos encontrado una pieza tan deshecha. Totalmente desencajada, sólo conservaba del armazón de madera el respaldo, brazos y parte de las patas. El resto, no existía. Aún así, nos gustó lo poco que quedaba y, como nos motivan los desafíos, nos la llevamos al taller.

    

Después de retirar todo lo que no valía y el respaldo de arpillera que tenía, empezamos a formar el asiento de nuevo y encolar el armazón.

                                         

Con el sillón ya robusto, empezamos a tratar la madera. En este caso, tan sólo hizo falta un tinte sapelli y envecejerla un poco con un tono claro de cera. Finalmente, toca poner la espuma y tapizar. Igual que con las sillas isabelinas doradas, nos pareció que la tela de los colchones de lana quedaría de lujo.... y así fue.
 

                                                         











Comentarios

Entradas populares