Mesita de noche dorada.

A esta mesita antigua casi se la come la carcoma y la suciedad. Tiene muchos agujeros pero me gustó nada más verla. Es sólida y después de limpiarla y comprobar que ya no tenía carcoma, retiré el copete para trabajar mejor.  

 

 























Tuve que encolar una parte de la tapa inferior, que estaba rota y suelta. Y después, una buena mano de tinte nogal, que además de color aporta brillo.

 
Después del color empezamos con una mano de pintura a la tiza blanca, como base para la parte superior y el hueco inferior. Para darle más vida, decidí dorar el copete, la tapa inferior y las molduras y cantoneras de la mesita. No mucho pero que destacara el pan de oro.

Después de dorar, envejecer con tinte o betún de judea.

Finalmente, la tapa superior quedó con un estarcido de pintura dorada, muy suave, sobre un fondo de tonos ocres y azules.

Para terminar, un barniz satinado incoloro para madera y....a seguir otros cincuenta años!









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